Por: Redacción Artritis y Reumatología
El síndrome de Reiter es una patología reumatológica rara, perteneciente al grupo de las espondiloartropías seronegativas, relacionadas con la poliartritis inflamatoria. Esta enfermedad tiene una prevalencia de 3,5-5 casos por cada 100.000 habitantes. El síndrome debe su nombre al Dr. Hans Reiter, quien lo descubrió en 1916.
Esta enfermedad suele ser más frecuente en hombres entre los 20 y los 40 años y predomina en razas blancas. Suele aparecer luego de la complicación por procesos infecciosos. En los adultos suele secundar infecciones genitourinarias de transmisión sexual. También puede desarrollarse como la primera manifestación en pacientes con VIH.
Los síntomas que alertan sobre la presencia del síndrome de Reiter son la fiebre baja, la conjuntivitis o la artritis, también se evidencia una entesitis, que es la inflamación de los lugares de inserción tendinosa. Además, se pueden producir acortamientos o engrosamientos de los dedos de manos y pies.
En los niños, se evidencia dolor en las articulaciones periféricas, lo que suele confundirse con fiebre reumática.
La enfermedad también logra afectar la piel, generando en ella una queratodermia blenorrágica o hipertrofia del estrato córneo de la piel, causando manchas y elevaciones cutáneas. Otras consecuencias son las úlceras en la mucosa oral, la inflamación de la mucosa del glande y la displasia de las uñas.
La enfermedad se diagnóstica luego de exámenes clínicos especializados, pruebas de sangre y cultivos de microorganismos. Una vez se determina que el paciente tiene este extraño síndrome, se procede a medicarlo con antinflamatorios no esteroides como la indometacina y la tolmetina. En ocasiones es necesaria una
inyección intraarticular de corticoides. Las drogas inmunosupresoras se recetan con poca frecuencia. Para quienes han desencadenado la enfermedad por transmisión sexual, se le recomienda un tratamiento con antibióticos.
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