La espondiloartritis es un tipo de artritis que ataca la columna y, en algunos casos, las articulaciones de los brazos y piernas. Esta afección también puede involucrar la piel, los intestinos y los ojos. Su principal síntoma es el dolor lumbar y esto ocurre con más frecuencia en la espondiloartritis axial. En una minoría de casos el principal síntoma es el dolor e inflamación de brazos y piernas y este tipo se conoce como espondiloartritis periférica.
Los individuos más afectados son adolescentes y las personas entre los 20 y 30 años, en especial el sexo masculino. Esta es una enfermedad genética, lo que quiere decir que las familias de personas con espondiloartritis tienen mayor riesgo de sufrir la enfermedad.
Las personas que padecen espondiloartritis axial pueden llegar a tener algún grado de fusión espinal, conocida como espondilitis anquilosante y es de mayor frecuencia en hombres jóvenes.
Los antiinflamatorios no esteroideos alivian los síntomas en la mayoría de los pacientes, ya que reduce el dolor y la inflamación. Otros medicamentos son eficaces en pacientes sin respuesta suficiente de los antiinflamatorios no esteroideos.
Los tratamientos nuevos han ayudado en el control de los síntomas y es útil hacer alguna actividad física frecuente y ejercicios para la espalda.
La espondiloartritis es una familia de enfermedades reumáticas inflamatorias que causan artritis, difiere de otros tipos de artritis pues involucra los sitios donde los ligamentos y tendones se unen a los huesos, llamados entesis.
Los síntomas se presentan de dos formas, la primera es la inflamación que provoca dolor y rigidez y frecuentemente se presenta en la columna, también puede afectar manos, pies, brazos y piernas. La segunda forma se presenta con la destrucción ósea que provoca deformidades en la columna y funcionamiento deficiente de hombros y caderas.
Tipos de espondilitis
· Espondilitis anquilosante
· Espondiloartritis axial que afecta la columna y las articulaciones de la pelvis.
· Espondiloartritis periférica y está perjudica los brazos y piernas.
· Artritis reactiva, antes conocida como síndrome de Reiter.
· Artritis psoriásica
· Artritis enteropática o espondilitis asociada con enfermedades del intestino.
Causas
La espondilitis anquilosante es hereditaria y muchos genes pueden provocarla, se han encontrado hasta 30 de estos genes. El principal causante de esta enfermedad es el gen HLA-B27, casi todas las personas de raza blanca con espondilitis anquilosante son portadoras de este gen.
La artritis enteropática es una forma de artritis inflamatoria crónica. Los dos tipos más comunes son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. No es clara la causa de la artritis enteropática, pero puede deberse a bacterias que ingresan en el intestino cuando la inflamación lo dañan. Las personas con el gen HLA-B27 son más propensas a tener esta forma de artritis que quienes no la poseen.
La espondilitis anquilosante tiene una distribución étnica desigual pues aparece con más frecuencia en el extremo norte, en culturas como Alaska y Siberia quienes tiene más frecuencia de tener el gen HLA-B27, también afecta a tribus de nativos americanos en el oeste de Estados Unidos y Canadá. Los afroamericanos son la raza menos afectada por esta enfermedad.
La frecuencia en la que se da esta enfermedad (espondilitis anquilosante) en Estados Unidos, según datos de la encuesta Nacional de Salud y Nutrición, es del 0.5% y de la espondiloartritis axial es del 1.4%.
Diagnóstico
El especialista evaluará la historia médica del paciente y hará un examen físico, además de las radiografías o análisis de sangre. La radiografía se hará en las articulaciones sacroilíacas de la pelvis pues son zonas clave en las que se desarrolla la espondiloartritis.
En los análisis de sangre se puede detectar el gen HLA-B27. Sin embargo, el tener este gen no significa que desarrollará espondiloartritis siempre. Muchas personas lo tienen sin padecer artritis y nunca desarrollarlo. En última instancia, el diagnóstico queda a criterio del médico.
Tratamiento
Los pacientes deben recibir terapias físicas y hacer ejercicios dirigidos a las articulaciones, los que más se recomiendan son aquellos que promueven la elongación y movilidad espinales.
Hay variedad de opciones en tratamientos farmacológicos, las primeras líneas son los AINE, como naproxeno, ibuprofeno, meloxicam o indometacina. Al suministrar en la dosis y duración correcta, estos medicamentos ofrecen gran alivio a la mayoría de los pacientes. En caso de inflamación localizada en las articulaciones, pueden ser eficaces las inyecciones de medicamentos con corticosteroides en las articulaciones o en las membranas de los tendones.