Las personas que padecen de enfermedades reumáticas como la fibromialgia sufren a su vez de dolor crónico, estar expuesto a este dolor durante mucho tiempo puede llegar a producir ansiedad y tristeza por el hecho de no poder realizar actividades cotidianas. Sin embargo, la tristeza puede llegar a convertirse en depresión y no es algo simplemente mental, esta reacción podría tener una respuesta científica.
Diversos estudios han intentado establecer las causas y la relación que tienen la depresión y el dolor crónico, pero solo se había encontrado que los pacientes que padecen de enfermedades con dolor crónico presentan simultáneamente altos niveles de depresión.
Parece que la relación entre dolor, ansiedad y depresión es un tema que no se puede desprender, pues según un estudio realizado por la Universidad de California en Los Angeles, el dolor crónico produce una alteración en las regiones del cerebro que controlan el estado de ánimo y la motivación.
“Al afectar las áreas funcionales fisiopatológicas relacionadas con la depresión a través de la barrera hematoencefálica, las señales inflamatorias pueden inducir cambios en el metabolismo de los neurotransmisores, la función neuroendocrina y la neuroplasticida”
señala el estudio.
La investigación sugiere que el dolor crónico produce estados como la depresión y ansiedad de manera biológica. Por otra parte, el estudio también reveló que el uso de fármacos utilizados para aliviar el dolor crónico pueden ser insuficientes en estos casos, pues los roedores que estaban siendo estudiados no respondieron a la estimulación que deberían producir medicamentos como el opioide, al parecer el dolor crónico inhibe el comportamiento de recompensa y motivación que es desencadenado por el neurotransmisor.
Los hallazgos de este estudio permiten concentrar la atención de los investigadores en encontrar la forma de tratar el dolor crónico y a la vez controlar la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud la depresión afecta a por lo menos 300 millones de personas en todo el mundo.
Por: Redacción Artritis y Reumatología