Numerosos estudios han revelado cómo ciertos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación causada por la artritis, entre ellos los ácidos grasos omega-3, aquellos que se convierten en compuestos mil veces más potentes que los ácidos originales.
En un sistema inmunológico sano, el proceso inflamatorio normal repara daños y protege al cuerpo de infecciones. Pero cuando se padece de artritis o de alguna otra enfermedad inflamatoria, una respuesta inmunológica hiperactiva resulta en la degradación del tejido.
Estudios
Los estudios demuestran que la misma vía que indica el comienzo de la inflamación contiene una señal para extinguirla. Así, los ácidos grasos omega-3 se convierten en estos poderosos compuestos, frenando así este proceso activo.
Los expertos también consideran que los ácidos grasos omega 3 tienen la capacidad de reducir los eventos cardiovasculares.
El interés por el posible efecto cardioprotector de los omega-3 surgió en la década de los 70, tras atribuir la baja mortalidad por enfermedad cardiaca de los esquimales a un elevado consumo de omega 3 en su dieta.
Algunos alimentos que contienen este componente son el pescado, las almendras, las avellanas, el maní, los pistachos, entre otros.
Beneficios
Por otro lado, estos ácidos grasos esenciales también son importantes para el desarrollo cerebral fetal y cognoscitivo del recién nacido.
Además se han relacionado con efectos beneficiosos en distintas patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal, algunos tipos de psoriasis, enfermedades alérgica;, ciertos procesos neurodegenerativos, la depresión y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
En la actualidad, lo que aún se desconoce es qué cantidad de ácidos grasos omega-3 se necesita para que el cuerpo optimice la conversión en estos compuestos.
Sin embargo, se recomiendan alimentos en vez de suplementos dietéticos como fuente preferida de ácidos grasos omega-3.