Por: Redacción Artritis y Reumatología
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Su función consiste en recubrir todos los tejidos, huesos y demás órganos que componen nuestro organismo. Es decir que la piel también cumple una función estética porque influye en nuestra apariencia, por ello es muy importante mantenerla sana.
De acuerdo con dermatólogos y otros especialistas, dentro de los componentes que influyen a tener una piel sana y saludable, se encuentra el manejo de las emociones positivas y negativas.
Varios estudios indican que sufrir emociones negativas y no controlarlas también provocan enfermedades como el acné, la psoriasis, la dermatitis atópica y otras enfermedades reumáticas.
No es un mito que las personas felices son más radiantes. La piel es un reflejo de las alteraciones bioquímicas que suceden en el cerebro. Cuando la persona está bajo tensión, deprimida o ansiosa, el cerebro recibe los estímulos y produce las sustancias que lo refuerzan o lo cambian.
Esto depende de los sentimientos y sensaciones que se experimenten en momentos determinados.
Para los enfermos reumáticos, el cuidado emocional es un aspecto trascendental en su tratamiento. Los sentimientos negativos producen elevados niveles de cortisol; es decir que exponen el organismo a más infecciones e incrementan el dolor en las articulaciones, la picazón y la aparición de eczemas en la piel.
Si las emociones negativas persisten, los fármacos recetados para la piel incluso pueden ser ineficaces.
Así que si tu piel no es sana, desmejora y pierde su vitalidad, no te desanimes. Piensa siempre en positivo, sigue tus tratamientos y verás como mejora no solo tu piel sino también los síntomas de otros padecimientos.