La intervención temprana con el inmunomodulador abatacept puede ayudar a las personas con riesgo de artritis reumatoide, pero que aún no manifiestan inflamación sintomática, a evitar o retrasar la aparición de artritis reumatoide sintomática, según los primeros resultados de un ensayo clínico europeo.
Los primeros resultados del estudio ARIAA, presentado en el Congreso Anual del American College of Rheumatology Convergence, llevado a cabo de manera virtual, mostraron que entre los pacientes considerados en riesgo de artritis reumatoide y con artralgia e inflamación subclínica considerados sintomáticos pero sin cumplir todos los criterios diagnósticos para artritis reumatoide, 61% del que recibió un curso de 6 meses de abatacept frente a 31% del grupo de placebo tuvo una mejora en la puntuación de inflamación de la resonancia magnética (p = 0,0043), dijo el Dr. Juergen Rech, reumatólogo de la Friedrich-Alexander University of Erlangen-Nuremberg y la University Clinic Erlangen en Erlangen, Alemania.
“Cuando hablamos de tratamiento temprano, esto puede no ser lo suficientemente temprano o al menos podría mejorarse”, declaró el Dr. Rech en una entrevista cuando se le preguntó qué agregan los hallazgos a la evidencia para tratar a los pacientes con riesgo de artritis reumatoide antes de la aparición de la enfermedad. “Parece como si estuviéramos en la situación de retrasar el desarrollo de la enfermedad o posiblemente incluso prevenirla en algunos pacientes, y en nuestro ensayo este enfoque fue seguro con abatacept”.
El estudio ARIAA asignó al azar a 100 pacientes a abatacept o a placebo en 14 centros entre noviembre de 2014 y diciembre de 2019. El objetivo fue tratar a los pacientes en riesgo durante 6 meses con abatacept y luego seguirlos durante 12 meses para determinar su progresión a artritis reumatoide. El Dr. Rech señaló que 8% de los pacientes del grupo de tratamiento y 35% del grupo de placebo desarrolló artritis (p = 0,0025).
Señaló que el perfil de seguridad de abatacept en esta población de pacientes era similar al de ensayos anteriores. “No surgieron problemas de seguridad”, dijo el Dr. Rech.
Los investigadores utilizaron la evaluación mediante resonancia magnética para determinar el estado de artralgia e inflamación subclínica de los pacientes antes de la inclusión de los sujetos en el estudio. No tenían antecedentes de inflamación clínicamente evidente que cumpliera los criterios de artritis reumatoide y tampoco antecedente de tratamiento previo con glucocorticoides o fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
A los 6 meses los resultados mostraron que abatacept fue superior a placebo para mejorar la inflamación subclínica y para inhibir la progresión a artritis reumatoide en pacientes en riesgo, señaló el Dr. Rech. No obstante, los resultados clínicos preliminares del seguimiento a 18 meses, que no formaron parte del conjunto de datos presentados, revelaron que el tratamiento por tiempo limitado con el inmunomodulador tiene un efecto sostenido significativo en la progresión a artritis reumatoide. Eso “significa que 6 meses de tratamiento con abatacept retrasarán el desarrollo de artritis reumatoide después de 18 meses”, puntualizó.
Después de que se analicen los datos completos del seguimiento a 18 meses, el siguiente paso para los investigadores será reevaluar la población del estudio ARIAA, tal vez para incluir los marcadores genéticos, señaló el Dr. Rech. Lo que seguiría luego, agregó, podría ser realizar un ensayo de fase 3 más grande, determinar los factores de riesgo que impulsan la autoinmunidad a la artritis reumatoide, ver si la progresión de la enfermedad varía entre grupos étnicos y diferentes regiones geográficas, y tal vez comenzar un estudio cara a cara con rituximab o una evaluación de abatacept y rituximab combinados por tiempo limitado en pacientes en riesgo.