La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune caracterizada por inflamación crónica de las articulaciones como síntoma principal. Esta enfermedad puede llegar a limitar la función física y tener un impacto negativo sobre aspectos emocionales, interpersonales y profesionales, reduciendo la calidad de vida de estos pacientes.
Las directrices actuales de la Liga Europea contra las Enfermedades Reumáticas (EULAR por sus siglas en inglés) recomienda el uso de fármacos de acción rápida para controlar el dolor y la inflamación, es decir, analgésicos y AINE, corticoides y, por otro lado, fármacos de acción lenta que son los Fármacos Antirreumáticos Modificadores de la Enfermedad (FAME, para ralentizar la progresión de la Artritis Reumatoide.
Estudios previos han informado una insuficiente en esta población, es decir que un alto porcentaje de pacientes no cumplen correctamente con el tratamiento prescrito por su médico. Esta falta de cumplimiento puede deberse a diferentes factores, entre ellos: tener otras enfermedades, falta de conocimiento sobre la enfermedad o sobre la medicación, problemas para acceder a los tratamientos, miedo a los efectos secundarios del tratamiento, el estado de remisión y otros.
Sin embargo, también se ha demostrado que pueden influir factores psicológicos como la falta de motivación, una mala relación entre el médico y el paciente, dificultades para el autocuidado y la falta de apoyo social.
Cumplir correctamente con los consejos médicos, especialmente con respecto al tratamiento farmacológico, es de vital importancia para que éste sea eficaz. En condiciones agudas, la gravedad de los síntomas y la alta motivación del paciente para alcanzar rápidamente la recuperación son factores que hacen que el paciente esté motivado a cumplir correctamente con el tratamiento prescrito por su médico. Sin embargo, en las enfermedades crónicas, los pacientes pueden experimentar cansancio con la rutina, conflicto emocional con respecto al tratamiento y miedo a los efectos adversos de la medicación a largo plazo.
Un estudio previo demostró que, incluso años después de iniciar el tratamiento farmacológico, los pacientes con Artritis Reumatoide aún pueden dudar o negociar internamente sobre la importancia del tratamiento prescrito por su médico. Esto respalda la idea de que la adherencia al tratamiento es un fenómeno dinámico y cambiante.
Se han publicado los resultados de un estudio cuyo objetivo ha sido determinar la relación entre la adherencia[/glosary] al tratamiento y los factores psicológicos en un grupo de pacientes con Artritis Reumatoide.
Este estudio nos muestra que en la gran mayoría de pacientes con Artritis Reumatoide la falta de adherencia a la medicación prescrita es intencionada. Es decir, es el resultado de un comportamiento deliberado y asociado en gran medida a la motivación del paciente. La no-adherencia involuntaria, es el resultado de la incapacidad o falta de recursos para acceder a la medicación.
Los investigadores de este estudio concluyen que existe factores que influyen sobre la adherencia al tratamiento de los pacientes con Artritis Reumatoide, tales como: la relación médico-paciente, el nivel de control de la salud por parte del paciente (autocuidado) y una edad avanzada.
Debemos hacer especial hincapié en que es necesaria una relación positiva entre el médico y el paciente, con una comunicación eficaz, actitud de apoyo al paciente y formación adecuada tanto de la enfermedad como del uso y beneficios del tratamiento prescrito.
Según los resultados de este estudio, la participación y colaboración del médico que prescribe el tratamiento puede tener mayor efecto sobre la adherencia en mujeres y pacientes jóvenes, mientras que los hombres buscan más interacción social. Los pacientes con Artritis Reumatoide masculinos deben estar motivados a mantener relaciones sociales tanto en la comunidad como en grupos de apoyo para pacientes con esta enfermedad.