Es una prueba indolora que consiste en la observación del lecho periungueal, la zona donde la uña se pega a la piel, a través de un microscopio y ayuda en el diagnóstico del fenómeno de Raynaud. Le explicamos paso a paso cómo se hace.
La capilaroscopia es una sencilla prueba que no provoca ningún tipo de dolor ni molestia y puede ayudar en el diagnóstico de diversas enfermedades reumáticas.
La doctora Emma Beltrán, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y reumatóloga del Hospital del Mar de Barcelona, explica en qué consiste esta técnica.
¿Qué es la capilaroscopia?
La capilaroscopia es una prueba que se hace para estudiar el fenómeno de Raynaud, un trastorno que se caracteriza por una disminución de la circulación sanguínea en los dedos de las manos y de los pies, puede producir dolor y cambios de coloración en los dedos con la exposición a los cambios de temperatura o al estrés.
De forma coloquial se habla de este fenómeno porque los dedos se ponen rojos, blancos y azules.
Cuando se cierran los capilares, los dedos se quedan blancos, En segundo lugar se ponen azules al quedarse estancada la sangre y para finalizar se colocan rojo porque se abren los vasos sanguíneos y vuelve a circular la sangre.
“El fenómeno de Raynaud puede ser primario, que significa que no está asociado a ninguna enfermedad subyacente, o secundario que significa que pueda estar asociado a una enfermedad reumática o autoinmune de base”, indica la doctora Beltrán.
Estas enfermedades se base son básicamente esclerodermia, miopatías inflamatorias, lupus o enfermedad de Sjogren o alguna vasculitis.
La capilaroscopia sirve para diferenciar el fenómeno de Raynaud primario del secundario y se puede realizar tanto en adultos como en niños.
¿Cómo se realiza la prueba?
Esta técnica no invasiva la realizan los reumatólogos y consiste en la observación del lecho periungueal que es la zona donde la uña se pega a la piel, lo que sería la cutícula. Para ello se utilizan microscopios de lente amplia.
“Lo que hacemos es aumentar la visualización de esta zona periungueal y lo que miramos son los capilares circulatorios, por eso se llama capilaroscopia”, indica la doctora.
Los especialistas observan si los capilares están alterados, si el número es normal o está disminuido o si hay hemorragias.
“Normalmente se pone una gota de aceite de inmersión o algún líquido que lo que hace es mejorar la transparencia cutánea y que el haz de luz no refleje”., explica la doctora “no duele nada, simplemente consiste en mirar con un microscopio la zona del dedo”.
Se suelen mirar todos los dedos de las dos manos, excepto los pulgares. Sin embargo, en los que la observación es más fiable son el cuarto y el quinto ) el anular y el meñique), porque los usamos menos y están sometidos a menos traumatismos.
La capilaroscopia se suele hacer en un ambiente tranquilo, oscuro y con una temperatura adecuada para que el paciente esté relajado y no haya vasoconstricción. Suele durar entre 15 y 20 minutos.
Interpretación de los resultados
“Si se detectan algunas alteraciones, hay que ampliar el estudio para descartar una enfermedad subyacente o una enfermedad de base” explica la doctora Beltrán.
En este caso, se harán analíticas, radiografías o pruebas funcionales respiratorias, en función de que oriente la capilaroscopia. La prueba se puede repetir tantas veces como haga falta si sus resultados son dudosos.
El paciente se prepara antes de la prueba
Esta prueba no requiere ninguna preparación especial por parte del paciente. Sin embargo, hay algunos factores que pueden dificultar la observación de los capilares:
– Manicura: no hay problema con las uñas pintadas, pero si al hacer la manicura se retiran las cutículas, el reumatólogo no podrá ver el estado de los capilares. “Al retirar las pieles hacia atrás se producen hemorragias y eso invalida totalmente la exploración”. Explica la doctora.
– Estirarse o morderse las pieles: todo microtraumatismo que se haga en la zona de las cutículas, aunque no se note, hace que en el microscopio la zona se vea llena de hemorragias.