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Tratamientos para el lupus eritematoso sistémico

El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo ataca a las células y los tejidos sanos, en lugar de los virus y las bacterias.

Esto puede causar daño a varias partes del cuerpo como las articulaciones, la piel, los riñones, el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos y el cerebro.

Abordaje del tratamiento para el lupus eritematoso sistémico

El tratamiento está basado en las necesidades específicas y los síntomas de cada paciente. Dado que las características y el curso del lupus puede variar significativamente entre diferentes individuos.

Es importante enfatizar que llevar a cabo una evaluación y supervisión médica de rutina son esenciales para asegurar un diagnóstico y tratamiento correcto.

Pacientes con lupus eritematoso sistémico

Para la mayoría de las personas con lupus, un tratamiento adecuado puede minimizar los síntomas, reducir la inflamación, el dolor y detener la aparición de daños graves en los órganos afectados por la misma.

Una vez diagnosticada la enfermedad el médico elaborará un plan de tratamiento específico y único para cada paciente. Dicho plan se hará a partir de factores como la edad, síntomas, estado general de salud y estilo de vida.

Existen muchas clases de medicamentos para el tratamiento del Lupus. De estos medicamentos, sólo algunos han sido aprobados para su tratamiento específico por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA).

Antiinflamatorios para el lupus eritematoso sistémico

Los medicamentos antiinflamatorios ayudan a aliviar muchos de los síntomas del lupus mediante la reducción de la inflamación y el dolor. Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) eliminan la inflamación y son especialmente útiles para el dolor y la rigidez en las articulaciones. 

Sin embargo, los AINEs pueden provocar irritación estomacal. Se debe tener cuidado si se toma cualquier clase de AINE; ya que cantidades excesivas de ellos pueden reducir el flujo sanguíneo hacia los riñones, lo cual posiblemente interfiera con la capacidad de los mismos de eliminar los residuos del cuerpo.

Esto se puede traducir en problemas renales, por lo que a muchos pacientes se les desaconseja el uso de éstos.

Corticosteroides

Los corticosteroides (también conocidos como glucocorticoides, cortisona o esteroides) disminuyen rápidamente la hinchazón, la temperatura, la molestia y el dolor con frecuencia asociados con la inflamación.

La Prednisona es el esteroide que más comúnmente se receta para el lupus. Una vez que los síntomas del lupus responden al tratamiento, la dosis de esteroides se reduce en forma gradual y siempre por orden del especialista.

Los efectos secundarios más habituales derivados de los esteroides son algunos cambios en el aspecto físico, como presencia de acné, rostro redondo o en forma de luna llena; aumento de peso debido a un incremento del apetito, crecimiento del vello y aparición de moretones con suma facilidad.

Los esteroides también pueden provocar irritabilidad, agitación, nerviosismo o depresión.

Estos cambios en el aspecto y en el estado de ánimo son más evidentes cuando se administran dosis altas de esteroides y pueden afectar psicológicamente al paciente.

Medicamentos antipalúdicos

Los medicamentos antimaláricos o antipalúdicos se utilizan combinados con esteroides y otros medicamentos en parte para reducir la dosis necesaria de los otros medicamentos.

Los medicamentos antimaláricos tienen cierta función como antiinflamatorio, mejoran las lesiones de la piel y también previenen recaídas del lupus.

A diferencia de la respuesta rápida que se obtiene con los esteroides, con los medicamentos antipalúdicos pueden pasar meses antes de apreciarse su efecto.

Los efectos secundarios de los medicamentos antimaláricos son poco frecuentes y habitualmente leves, e incluyen malestar estomacal y cambios en el color de la piel.

En casos de administración por tiempo prolongado, los medicamentos antipalúdicos pueden dañar la retina del ojo, provocando problemas de visión, de modo que se recomienda que los pacientes se hagan una revisión ocular periódicamente.

Inmunosupresores (Moduladores inmunológicos)

Los inmunosupresores se utilizan para controlar la inflamación ante la presencia de un sistema inmunológico hiperactivo. Estos agentes se utilizan en casos graves de lupus, cuando los órganos principales están perdiendo su capacidad para funcionar.

Así suprimen el sistema inmunitario para limitar el daño al órgano. Estos medicamentos pueden causar efectos secundarios graves, incluyendo náuseas, vómitos, pérdida de cabello, problemas de vejiga, disminución de la fertilidad y aumento del riesgo de cáncer e infecciones.

Anticoagulantes

Estos medicamentos se emplean para adelgazar la sangre, y con más frecuencia,  en la actualidad, para la formación rápida de coágulos sanguíneos.

Estos previenen la agregación de las plaquetas (evitar que se adhieran unas con otras) y la formación de coágulos sanguíneos.

Esto último requiere un control o monitoreo para asegurarse que el paciente este en el rango terapéutico o que la sangre no esté excesivamente delgada y haya peligro de sangrado.

Generalmente, este tipo de tratamiento es de por vida en los pacientes que han tenido problemas de coagulación con formación de coágulos o trombosis.