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Terapia RICE (Reposo, hielo, compresión y elevación)

La terapia RICE resulta bastante efectiva frente a una lesión o contusión que potencialmente pueda crear una respuesta inflamatoria aguda que cause dolor, edema, hiperalgesia y eritema, todos estos factores son limitantes para la rehabilitación del tejido afectado y a través de esta terapia podemos mitigarlos.

La acumulación de líquido y el edema alrededor de la lesión incrementan el daño al tejido, retrasa la recuperación y puede resultar en cierto grado de incapacidad crónica.

Sin embargo, con la aplicación de la terapia RICE, especialmente durante las primeras horas tras la lesión, se consigue controlar la inflamación y evitar el empeoramiento de la lesión, reduciendo el tiempo de recuperación y los síntomas asociados.

La terapia RICE, es el método de elección más práctico para tratar la inflamación después de una lesión de tejidos blandos, como músculos, ligamentos o tendones. Se basa en cuatro componentes muy simples:

Reposo

Se requiere reposo para reducir la demanda metabólica del tejido dañado y evitar así el aumento del flujo sanguíneo.

También es necesario para reducir el estrés local que puede interferir en el proceso de reparación. Pero es importante tener en cuenta que el reposo debe ser aplicado de forma selectiva, y debe ser sinónimo de descanso, no de inmovilización.

Se debe permitir cierto nivel de actividad, pero evitando movimientos que impliquen estrés o tensión del área lesionada y que pueda perjudicar el proceso de reparación.

Después de los primeros días tras la lesión (y siempre bajo la supervisión del fisioterapeuta) se debe volver a activar gradualmente la parte dañada, ya que el movimiento es el mejor tratamiento.

Una correcta movilización de las estructuras ayuda a una recuperación más rápida y a una correcta reorganización del tejido. Un buen vendaje puede dar soporte y ayudar a retomar la actividad sin agravar la lesión.

Hielo

Se utiliza el término hielo para describir la aplicación de frío a la zona afectada (crioterapia).

Es necesario para reducir la temperatura en el área lesionada y así reducir la demanda metabólica, inducir vasoconstricción y limitar el sangrado. También puede reducir el dolor debido al aumento del umbral de dolor en las terminaciones nerviosas próximas.

La forma más común de crioterapia es mediante hielo. Sin embargo la aplicación de éste directamente sobre la piel puede causar quemaduras, y si se aplica más tiempo del debido puede tener un efecto contrario al deseado.

Otras modalidades más seguras y efectivas son la inmersión de la parte afectada en un baño frío o la aplicación de sustancias que provocan el efecto frío por evaporación.

Compresión

El objetivo de la compresión es parar la hemorragia y reducir la hinchazón. La compresión se aplica para limitar la cantidad de edema causada por el exudado de líquido desde los capilares dañados hacia el tejido.

Controlar el exudado inflamatorio reduce la cantidad de fibrina y la producción de tejido cicatricial, manteniendo las propiedades físico-químicas del tejido.

Es importante que el vendaje no esté demasiado apretado para evitar que corte la circulación o comprima estructuras nerviosas. Se debe ajustar de manera que se evite el movimiento libre, pero permitiendo la expansión muscular por contracción.

Se recomienda un vendaje elástico en lugar de un vendaje rígido.

Elevación

La elevación inmediata de la extremidad afectada reduce la presión arterial y ayuda a limitar el sangrado. También aumenta el drenaje del exudado inflamatorio a través del sistema linfático, limitando el edema y las complicaciones asociadas.

Hoy en día la aplicación simultánea de frío más compresión es la terapia más utilizada en el ambiente deportivo, especialmente en las primeras horas tras la lesión, lo que permite una rápida recuperación y una vuelta más temprana a la práctica deportiva.