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Esclerodermia: síntomas, causas y tratamientos

Esclerodermia: síntomas, causas y tratamientos

La esclerodermia, es una condición que hace que la piel se estire y se endurezca, en ocasiones puede afectar los órganos internos. Las personas que presentan una mayor predisposición a la enfermedad son los hombre y mujeres entre los 30-50 años, aunque puede ocurrir en cualquier edad, incluso en la etapa infantil,

La esclerodermia se divide en dos subtipos: localizada, que solo afecta la piel, músculos o huesos, y sistémica que provoca alteraciones en diferentes partes del cuerpo, adicional a la piel, como el sistema digestivo, el corazón, los pulmones, los riñones, los músculos, los nervios y las articulaciones.

La causa exacta de esta enfermedad se desconoce aunque debido a las afecciones en el sistema inmunológico y los vasos sanguíneos que manifiestan los pacientes, se considera de origen autoinmune y vascular.

Entre los principales síntomas de esta enfermedad se encuentran:

  • Fenómeno de Raynaud, problemas de circulación debido a las bajas temperaturas ocasionando sensibilidad y cambio de color en manos, pies y dedos.
  • Inflamación de las extremidades superiores, que al ser muy severa puede desencadenar el síndrome de túnel carpiano.
  • Enrojecimiento de la piel y comezón.
  • Endurecimiento de los dedos.
  • Resequedad en ojos, boca y vagina.
  • Debilidad muscular.
  • Deterioro de la función pulmonar.
  • Dificultades en el tracto intestinal.
  • Los síntomas como artralgias y mialgias son uno de los síntomas más tempranos de la esclerodermia.

Para facilitar el diagnóstico es importante que comentes con tu médico si presentas algunos de estos síntomas. De igual modo tu especialista recurrirá a exámenes de sangre y orina. Además realizará pruebas como rayos X, tomografía computarizada, pruebas de funcionamiento pulmonar y ecocardiogramas para determinar si padeces la enfermedad.

En caso de confirmar tu condición es importante seguir estrictamente las indicaciones farmacológicas del doctor. También debes tener ciertos cuidados y hábitos en tu diario vivir como la práctica de ejercicio; para mantener la flexibilidad de la piel y las articulaciones. Contar con el apoyo de un fisioterapeuta te permitirá aprender a reducir el dolor y mejorar la funcionalidad.